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el Colectivo Colectivo Cultural PALAPAN, surge por la necesidad de expresar a través del arte, las cosmovisión de los artistas que forman parte del colectivo.

PALAPAN es un espacio abierto a los artistas jóvenes que aún no encuentran un lugar donde compartir sus aportes.


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Los Aliados...

vuelo de palapanes migratorios

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miércoles, 3 de febrero de 2010
* Esta pieza se la dedicamos al compañero Domingo Godoy, esperamos sepa lidiar con los locos de la casa... y que entre todos construyamos una clara política para desarrollar un verdadero arte revolucionario.

Por: John Connolly

Definitivamente en esta casa,

todos estamos locos.

Después de un duro día, llega la noche

y Pavlov no se cansa de corretear sus perros por el patio.

Chopin sigue sonando su piano en un fa sostenido

y es un desastre lo de Isabel Allende;

invade la sala con su tribu de espíritus

derribando sillas y mesas sin saludar siquiera.

Como último recurso hospitalario,

recojo del escritorio mi texto y mis anteojos

cruzo volando la estancia

buscando refugiarme en la aparente quietud de la biblioteca,

pero ahí están Galeano y Retamar,

fumando a cantaradas y hablando sin parar sobre La Guerra.

Subo de dos en dos las escaleras,

abro con un suspiro la puerta de la alcoba

pero allí, sobre un lienzo marchito

Diego Rivera traza una línea negra

sobre el rostro sonriente de Frida Kalo.

Huidobro me grita cuatro versos,

Neruda llora su pena de amor en la azotea,

Octavio Paz se ríe carcajadas desde el baño,

Cortazar baila un tango en la sala

con un libro de cuentos en su mano.

Todos parecen haber bebido el mismo vino.

Suben y bajan las escaleras, escupen en el piso,

orinan en el zaguán, quiebran mis platos

y caminan por las vigas del techo como arañas salvajes,

como locos.

La noche se abraza a las horas

y el sueño cuelga su hamaca en mi pupila.

Me despojo de mis propios demonios,

tomo por una oreja mi cuerpo

y lo abandono en un rincón bajo una mesa

hasta que el sol del nuevo día besa mi pelo

con una chispa de fingida esperanza.

Abro mis ojos, tomo asiento sobre un verso de Clementina

bostezo largamente como un búho

y me doy cuenta de que no hay nadie;

ni Octavio ni Cortazar, ni Diego ni Galeano.

De Retamar y Huidobro

solo quedan fragmentos

de un poema calcinado por el tiempo

y en la pequeña mesa de la sala,

hay un pincel y dos libros

que Isabel y Frida olvidaron seguramente.

Se han ido todos juntos por la puerta del mundo

como se han ido siempre;

sin despedirse siquiera, sin arreglar la casa,

sin decirme absolutamente nada.

Han regresado cada quien a su tiempo y a sus libros

y una vez mas vuelvo a quedarme solo con mis trampas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente!!!

Anónimo dijo...

Me encanta :D

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