PALAPAN es un espacio abierto a los artistas jóvenes que aún no encuentran un lugar donde compartir sus aportes.

El colectivo cultural PALAPAN nace en el año 2006 con el objetivo fundamental de rescatar la identidad cultural y proyectar la promoción de jóvenes valores con habilidades artísticas y literarias mediante la realización de campamentos artísticos literarios, seminarios, foros, conciertos, concursos y cualquier otro tipo de actividades licitas en el campo de la creatividad colectiva e individual en las zonas rurales del país. Después de muchos años de experiencia en ese quehacer tan difícil e indiferente como es la actividad artística y cultural en países subdesarrollados como el nuestro, PALAPAN surge como una alternativa palpable, novedosa y sustancial para rescatar la identidad cultural de las clases más desposeídas de nuestro pueblo.
Bajo esa nueva filosofía, y rompiendo con la tradición quasi- eterna de hacer arte y cultura desde los círculos cerrados, tertulias, cafés y salones de lujo, nuestro proyecto baja a sondear las cálidas raíces de la vida y se confunde con el olor y la tradición oral de todos aquellos hondureños y hondureñas que desde el limitado espacio de sus pueblos y comunidades tienen algo que expresar.
En lo seis meses subsiguientes el colectivo da un salto cualitativo en sus objetivos y aspiraciones y comienza la tarea de gestión de fondos para actividades de mayor envergadura. Es así que con la colaboración de
Sin embargo la consolidación del colectivo se establece a partir de los dos últimos años a raíz de su colaboración en programas culturales impulsados por instituciones estatales como el ministerio de cultura, el BID a través del Programa de Paz y Convivencia Ciudadana, y otros programas descentralizados afines a la cultura. Estas experiencias nos permitieron medir exactamente la necesidad impostergable que tiene el verdadero pueblo de reconstruir sus raíces culturales a partir de su conciencia histórica y la vez construir una metodología para atender en alguna medida esa necesidad. Uno de todos esos programas y quizá el más novedoso es el de Campamentos Artísticos Literarios creado por
Los componentes del programa son seis: música, teatro, danza contemporánea, pintura, literatura y cine en la calle, los cuales son impartidos simultáneamente y se desarrollan durante cuatro días consecutivos en comunidades rurales y concluyen con una muestra del producto obtenido durante la capacitación, lo cual permite la convivencia con las costumbres cotidianas no solo de los participantes sino que también con el resto de la comunidad que se siente identificada en un contexto tan subjetivo para ellos como es la cultura. Durante la noche, se exhibe el cine en la calle con películas de productores nacionales, cortos y documentales relacionados con las disciplinas de la capacitación. Los participantes son jóvenes de trece a dieciocho años generalmente estudiantes de instituciones educativas y jóvenes integrantes de grupos religiosos.
Otro de los programas importantes son los Centros de Desarrollo Artístico Popular impulsado de igual manera por
Todas las actividades desarrolladas por el colectivo tienen su base económica en la gestión sin embargo no faltan algunas limitaciones para obtener fondos como ser la falta de personería jurídica. En ese sentido la política del colectivo se basa en convenios con instituciones comunales quienes auspician parte de los gastos y aportación de locales en los que se desarrollan las actividades. En el caso de los CDAP y los Campamentos Artísticos Literarios, los costos de material y pago de instructores está a cargo de las instituciones promotoras, los locales, alimentación y hospedaje de los instructores así como el reclutamiento de participantes son responsabilidad de las instituciones interesadas.
Por lo demás, consideramos que esta experiencia ha sido muy productiva y sustanciosa, sobre todo, porque hemos podido llevar el arte y la cultura a los lugares más sencillos y humildes de la región y porque hemos compartido nuestras propias vivencias con jóvenes sencillos y humildes de esas comunidades que tienen una historia que contar pero que el sistema les niega esa posibilidad vetándoles su derecho a ser verdaderamente libres. Es sin duda una labor dura, difícil, titánica pero digna si partimos del principio de que la cultura también es un derecho y que en la medida que recuperemos ese espacio de creatividad rescataremos también la identidad nacional de nuestros jóvenes.
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